Adriana Lorusso

Buenos Aires

“Creo que la manejé porque hacía terapia y cuando veo hoy que lo viven otras personas más jóvenes que yo, me dan ganas de decirle, ¡párate y andate!”. Adriana Lorusso habla de una experiencia de acoso laboral particularmente difícil que le tocó vivir hace varios años.

La periodista y editora cultural con una destacada trayectoria, cuenta cómo el trato injusto y hostil marcó un período doloroso en su carrera, dejando secuelas emocionales y físicas. “En determinado momento pusieron una persona al frente de la revista donde yo trabajaba y esa persona se tuvo la determinación de que yo me fuera de la empresa (…) Me perseguía si llegaba 10 minutos tarde porque ha habido un evento, me llamaba 30 veces por teléfono (…) Y me despidieron de manera injusta, me pagaron la indemnización que correspondía, pero los meses anteriores a ese despido fueron realmente hostigamiento”, rememora.

Entre las situaciones que su jefa creó fue la de discriminarla respecto a sus otros compañeros.: “Por ejemplo, yo le pedía al técnico de la editorial que me arreglara la computadora y el técnico venía el otro día me decía, ‘me dijo tu jefa que no te la arreglara’ (…) Mis compañeros me venían a decir, eh, tené cuidado, no la enfrentes, mira que hay algo, va a pasar algo. O sea, había un clima en mi contra”, describe sobre esos malos momentos.

Este clima de persecución afectó profundamente a Adriana, quien se sentía como el blanco de un odio injustificado. Todo esto sucedió además en la crisis que atravesaba el país. “La realidad es que yo iba cada día a enfrentar esa guerra y no quería ir. Además, era alrededor del 2001. No me quería ir sin la indemnización. Yo no quería ir a mi casa con una mano adelante y otra atrás”, analiza.

El impacto de estas acciones en Adriana fue significativo, manifestándose en ataques de pánico, mareos y falta de aire. Se sintió vulnerable y desvalorizada, experimentando una sensación de aislamiento y separación del grupo. Además, desarrolló una sensación de “burbuja”, similar a la que se vive en relaciones de acoso, lo que dificultaba su capacidad para tomar la decisión de irse. A pesar de considerarse una profesional cumplida, se cuestionó por qué había soportado tal maltrato.

A pesar de la difícil situación, Adriana destaca que esta experiencia no fue la norma en su vida profesional. En otras empresas recibió un trato respetuoso. Esto la llevó a reflexionar sobre la importancia de reconocer el acoso laboral como una forma de violencia psicológica, a menudo naturalizada en el entorno laboral.

“Lo que primero que uno tiene que hacer es tratar de salir de esa situación porque no está bueno, aunque sea injusto, igual no está bueno quedarse ahí, entonces hay que tratar de que la empresa te ayude en ese cambio lugar”, analiza Adriana sobre cómo reaccionar en un caso parecido al que ella sufrió.

Recalca la necesidad de que las empresas implementen protocolos claros y mecanismos de defensa para abordar situaciones de acoso. Destaca la importancia del apoyo entre colegas y de las organizaciones que los representan como una herramienta vital de protección.

“Me parece que vivimos una situación los periodistas hoy socialmente, que es tremendamente violenta. Cuando un tipo te dice en Twitter 20 veces que sos un ensobrado y vos ganas 400 lucas… Y que vos y tu palabra no tiene valor y que lo que vos haces es mentira, o sea, te está violentando todos los días y eso lo sufrimos todos los periodistas todos los días”, concluye.

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