Vanesa Escudero

San Luis

“Habrán pasado 10 minutos y siento que me agarran de atrás y me empiezan a golpear, a todo esto yo estaba en vivo, ese vídeo lo tengo guardado y no se lo mostré nunca a nadie, porque es un espanto”, relata Vanessa Escudero, periodista de San Luis, sobre el ataque que sufrió en el 2021 mientras hacía una cobertura de un allanamiento.

La agresión ocurrió durante un operativo antidrogas. Vanesa usualmente se hacía acompañar por un colega, pero esa noche fue sola a la cobertura. Este episodio dejó profundas secuelas emocionales y físicas en ella, y evidenció los riesgos que enfrentan las periodistas al cubrir temas sensibles en contextos vulnerables.

“Me pegaron tanto, o sea, me sacaron el teléfono y en el vivo se ve como vuela el teléfono y cómo gritaba yo porque (al agresor) no me lo podían sacar de encima”, recuerda sobre la virulencia con la que fue atacada.

Su familia, incluso su hijo, la hicieron tomar conciencia de los riesgos a los que se estaba exponiendo: “Mi mamá recuerdo que me dijo que no saliera más, y mi papá me dijo ‘Yo nunca te pegué, cómo te van a pegar así’. Tengo dos (hijos) varones, uno me dijo, mamá no es necesario que por una información te pase algo. ‘No corras riesgo, mamá’”.

A pesar de la violencia del ataque y el revuelo que causó, el caso escaló. “Hice la denuncia, hice todo como corresponde, y no pasó nada. A los dos años este chico mató a una persona”, aseguró Vanessa con indignación, en diálogo con el equipo de Periodistas Amenazadas.

El episodio le dejó secuelas psicológicas y durante un tiempo tuvo temor de salir a la calle y cambió sus hábitos durante sus coberturas. “Tengo miedo. Desde hace tres años que no salgo tanto de noche, porque tengo ese trauma de lo que me pasó, tengo miedo y por ahí cuando he ido a una cobertura, siempre me quedo cerca de la Policía porque siento que me van a cuidar”, confiesa.

Más allá de lo sucedido la comunicadora agradece el apoyo que recibió. “Hubo mucha gente que me habló, que me consoló y me acompañó. Sentí ese acompañamiento, y por eso mismo también la importancia de estar en FOPEA” reflexiona la periodista.

Acerca de las necesidades que surgen en un momento así, reflexiona: “Debería existir un protocolo de resguardo o al menos (algo) para estar mejor, para tener contención psicológica, pero también un protocolo para aquellos periodistas agredidos. Es importante (saber) qué hay que hacer, dónde hay que ir, cómo hacer”.

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